“¿Cuál es la auténtica diferencia entre ciencia y hechicería? (…)
--La ciencia, queridas mías, es la disección sistemática de la naturaleza, para reducirla a componentes que obedecen en mayor o menor medida unas leyes universales. La hechicería se mueve en la dirección opuesta. No desgarra, sino que repara. Es síntesis, más que análisis. Construye cosas nuevas, en lugar de revelar las antiguas. En manos de una persona verdaderamente hábil, (…) la hechicería es Arte. Podríamos incluso considerarla la mejor o más elevada de las artes. Va más allá que las bellas artes, como la pintura, el teatro o la poesía, porque no interpreta ni representa el mundo, sino que lo transforma. Una vocación muy noble (…) ¿Puede haber deseo más elevado que el de cambiar el mundo? No hablo de formular proyectos utópicos, sino de ordenar realmente el cambio. ¡Corregir las deformidades, reformar los errores, justificar los márgenes de esta andrajosa equivocación de universo! ¡Sobrevivir a través de la hechicería!-”
“Wicked. Memorias de una bruja mala”
Desde principios del siglo XX, desde Duchamp por poner un punto de inicio, los artistas se han creído verdaderos hechiceros, con poder para transformar el mundo de forma directa. Cambiando el entorno por acumulación, eliminación o simple mutación, han creado un entorno que, como en su momento diría Jean Baudrillard, se nos presenta como un simulacro de hiperrealidades, en el que realidad y ficción se funden, sin poderse encontrar diferencia alguna entre ambas (la caja Brillo de Warhol es un buen ejemplo de ello: ninguna diferencia se encuentra entre su representación y la verdadera caja de detergente).
Se han olvidado que, como declara uno de los personajes del libro, “Sólo el Dios Innominado puede crear”, que sólo un ser totalmente independiente de la realidad podría actuar sobre la misma y provocar una reacción con efectividad. El artista, ser dependiente, utiliza erróneamente la objetividad que el arte le proporciona como escudo, sin darse cuenta que de esta forma sólo anestesia su mensaje. Corremos el riesgo de que una equivocación continuada no sólo anule la utilidad del arte, como ya sucede, sino que en el peor de los casos se lleve consigo la misma realidad, incapaz de provocar reacción alguna.
--La ciencia, queridas mías, es la disección sistemática de la naturaleza, para reducirla a componentes que obedecen en mayor o menor medida unas leyes universales. La hechicería se mueve en la dirección opuesta. No desgarra, sino que repara. Es síntesis, más que análisis. Construye cosas nuevas, en lugar de revelar las antiguas. En manos de una persona verdaderamente hábil, (…) la hechicería es Arte. Podríamos incluso considerarla la mejor o más elevada de las artes. Va más allá que las bellas artes, como la pintura, el teatro o la poesía, porque no interpreta ni representa el mundo, sino que lo transforma. Una vocación muy noble (…) ¿Puede haber deseo más elevado que el de cambiar el mundo? No hablo de formular proyectos utópicos, sino de ordenar realmente el cambio. ¡Corregir las deformidades, reformar los errores, justificar los márgenes de esta andrajosa equivocación de universo! ¡Sobrevivir a través de la hechicería!-”
“Wicked. Memorias de una bruja mala”
Desde principios del siglo XX, desde Duchamp por poner un punto de inicio, los artistas se han creído verdaderos hechiceros, con poder para transformar el mundo de forma directa. Cambiando el entorno por acumulación, eliminación o simple mutación, han creado un entorno que, como en su momento diría Jean Baudrillard, se nos presenta como un simulacro de hiperrealidades, en el que realidad y ficción se funden, sin poderse encontrar diferencia alguna entre ambas (la caja Brillo de Warhol es un buen ejemplo de ello: ninguna diferencia se encuentra entre su representación y la verdadera caja de detergente).
Se han olvidado que, como declara uno de los personajes del libro, “Sólo el Dios Innominado puede crear”, que sólo un ser totalmente independiente de la realidad podría actuar sobre la misma y provocar una reacción con efectividad. El artista, ser dependiente, utiliza erróneamente la objetividad que el arte le proporciona como escudo, sin darse cuenta que de esta forma sólo anestesia su mensaje. Corremos el riesgo de que una equivocación continuada no sólo anule la utilidad del arte, como ya sucede, sino que en el peor de los casos se lleve consigo la misma realidad, incapaz de provocar reacción alguna.
2 comentarios:
No sólo el ARTISTA es un hechicero, que transforma la realidad de manera caprichosa, cualquiera puede llegar a hacer eso, tampoco tiene mucho mérito, cómo lo haga y por qué, es lo que realmente marca la diferencia entre individuos.
Ej:
El MENTIROSO, al igual que el INGENUO, muestran y viven una perpectiva aleatoria donde su forma de actuar va generando una intención detrás de cada pensamiento y cada acción; la diferencia es que el Mentiroso puede llegar a controlar la voluntad de los demás mediante la manipulación y la opinión, y el ingenuo(que no puede evitar serlo) está condenado a sufrir el engaño y la satisfacción del primero.
* * *
No sólo es ARTE todo lo que reluce: en museos, teatros, escenarios, páginas ,pantallas y pixeles...
Si entendemos por Arte aquella Magia capaz de transformar la Realidad más cruda y visceral o que es capaz de embellecer lo desagradable, el ARTE del que estamos hablando, ese que hechiza, debe llevar subyacente un propósito y una necesidad, ya que entonces estaríamos hablando de la Generación Espontánea de lo artístico.
Vease http://es.wikipedia.org/wiki/Generaci%C3%B3n_espont%C3%A1nea
Viene ya de más de un siglo la idea de que todo lo que conocemos no es más que apariencia e ilusión, creaciones de la mente humana. Ya Kant hace su distinción entre fenómeno (lo que se nos da y lo único cognoscible para nosotros)y el noúmeno o cosa-en-sí, esta postura es radicalizada posteriormente por el idealismo absoluto de Hegel, pero no es el caso comentarlo aquí. Donde quería llegar realmente es al nucleo de la filosofía de Nietzsche que coincide en muchos rasgos con lo que se ha expuesto. Para Nietzsche, hablar de arte o estética es mucho más que observar y estudiar las formas de "artificio" humano; hablar de arte es hablar de mundo pues este no es más que proyección de apariencias, y toda acción humana (no solo el arte en sentido estricto) es artística. Detrás de este mundo de apariencias que se crean y destruyen constantemente está el Ser (cuya caracterización en la filosofía nietzscheana evoluciona de una voluntad o dios artista, a la voluntad de poder, constituida de multiples voluntades). Este Ser, lo primordial, es puro devenir, Caos, informidad y espanto. Sólo a través de la representación y la producción de apariencias puede ser bello. Es una filosofía antiplatónica que considera las cosas más perfectas cuanto más lejanas esten del ser primordial. De este modo, el arte estricto es la forma mas elevada de acción humana ya que es apariencia de la apariencia, es creación pura y transparente, sin pretensiones de verdad como las de la ciencia, que pretende aniquilar la ilusión y el devenir y colocar absolutos por encima de él.
Claro que Nietzsche tenía también una idea muy particular de cómo debía ser el arte, y a proposíto del último párrafo de Palacios, rachazaría todo aquel que usara la objetividad del arte como escudo, así como una infinidad de rasgos más del arte contemporaneo (entre ellos la disolución de la forma).
Aunque no estoy de acuerdo con la declaración de que sólo Dios puede crear (opino que esta afirmación sólo tendría validez si consideraramos una realidad homogenea, antes que una pluralidad de realidades, en el sentido de representaciones o perspectivas) si comparto que algo falla en la concepción actual del arte. Quizás sea su tendencia a fundamentarse en la razón (gran error del arte y de la vida en general para Nietzsche) y su pretensión de objetividad, originando un arte anti-artístico. Quizás hayan querido ser científicos en vez de hechiceros y se haya olvidado que el arte quizás no debe nunca dejar de ser, en mayor o menor grado, apariencia, y ésto no es poco...es todo.
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