Puede parecer absurdo, quizás lo sea, tratar de explicar o de justificar un arte que por su propia naturaleza se escapa completamente al razonamiento lingüístico. La inefabilidad de la música, su inmenso grado de abstracción, fue visto como un grave defecto durante siglos, lo que la colocaba en el más bajo escalafón de la pirámide de las artes. Su incapacidad para expresar una realidad concreta la relegaba a un puesto de mera distracción y la desplazaba del terreno del arte al del adorno, o a lo de lo simplemente agradable, una situación muy parecida a la que vivimos en la actualidad.
No fue hasta el romanticismo cuando se empezó a ver la inconcrección como una ventaja, como algo más puro, incontaminado de la estrechez del pensamiento humano, algo que de alguna forma conectaba la interioridad del artista con el misterioso orden del universo. La inmaterialidad y la capacidad de conmover de la música, la hace única y maravillosa.
Podemos decir que la creación musical se compone de tres parametros (otras divisiones son posibles, pero me parece la mas simple y efectiva): un componente intelectual, las ideas musicales; un componente sentimental, la expresión; y el componente principal, vía y condición de los anteriores, el componente puramente artesanal, la manipulación del SONIDO. La música, no hay que olvidarlo, no es, en última instancia, más que sonido ordenado el espacio-tiempo; y este orden, tiene dos vertientes opuestas: la repetición y el desarrollo.
A partir de estos conceptos introductorios analizaremos en una próxima entrada los diferentes tipos de creación musical e intentaré defender aquéllos que habitualmente son rechazados por el oyente común (en proporción, no en calidad).
Eric Dolphy al clarinete bajo
No fue hasta el romanticismo cuando se empezó a ver la inconcrección como una ventaja, como algo más puro, incontaminado de la estrechez del pensamiento humano, algo que de alguna forma conectaba la interioridad del artista con el misterioso orden del universo. La inmaterialidad y la capacidad de conmover de la música, la hace única y maravillosa.
Podemos decir que la creación musical se compone de tres parametros (otras divisiones son posibles, pero me parece la mas simple y efectiva): un componente intelectual, las ideas musicales; un componente sentimental, la expresión; y el componente principal, vía y condición de los anteriores, el componente puramente artesanal, la manipulación del SONIDO. La música, no hay que olvidarlo, no es, en última instancia, más que sonido ordenado el espacio-tiempo; y este orden, tiene dos vertientes opuestas: la repetición y el desarrollo.
A partir de estos conceptos introductorios analizaremos en una próxima entrada los diferentes tipos de creación musical e intentaré defender aquéllos que habitualmente son rechazados por el oyente común (en proporción, no en calidad).
Eric Dolphy al clarinete bajo
2 comentarios:
Me encanta aprender de ti.
Espero la siguiente entrada...
:)
joe no puedo entrar en mi cuenta
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