14.8.07

Dadá

En la madrugada del 24 de mayo de 1920, un ferroviario llamado André Radeau caminaba por las traviesas de la línea París-Lyon-Marsella a unos 113 kilómetros de París cuando le paró un individuo descalzo y en pijama.

¡No se lo creerá usted! Dijo la aparición “sé que debe sonarle increíble pero soy el Presidente de Francia”

El caballero del pijama estaba lleno de arañazos y cardenales. Mantenía que se había caído del tren presidencial rumbo a Roanne. André Radeau acompañó al extraño hasta la casa guardia de un cercano paso a nivel, que se presentó como Paul Deschanel, Presidente de Francia.

“Madame”, dijo el visitante “veo que su marido no se cree que sea yo el Presidente de la República”.

Miembros del cortejo presidencial llegaron esa tarde para confirmar que el extraño desorientado instalado en la cama del guardia del paso a nivel de Bois de Levau era Paul Deschanel, Presidente francés…

El comportamiento y los comentarios de Deschanel se hicieron cada vez más estrambóticos. En una ocasión inquietante se alejó de una delegación oficial para abrazar un árbol a la ladera del sendero. Una mañana se escapó del tedio de una reunión de estado - impulso de lo más natural -, y fue andando en dirección al borde del cercano lago, continuando su paseo hasta meterse en él completamente vestido. Llegado el otoño el breve mandato de Deschanel tocó a su fin en Malmaison, un sanatorio a las afueras de París dedicado al tratamiento de enfermedades nerviosas.

Durante el mandato de Deschanel, dos revolucionarios del arte traviesos pero serios – Francis Picabia y Tristan Tzara -, llegaron a París desde Zurich, donde habían fundado un nuevo movimiento. Se llamaba Dadá… Según los principios de esta nueva fé, visitar Montargis en pijama, bucear en un lago vestido de traje y corbata, o enamorarse de un árbol, eran pruebas de la esencia dadaísta que poseemos todos.

(extracto de “The crazy years; Paris in the Twenties”, de William Wiser)

6 comentarios:

Anónimo dijo...

SUCEDE A VECES

"Señor Roble:
¿Con que tierra puedo alimentar sus raíces?"
A Rigoberto Ávila

Sucede a veces,
que uno se enamora de los árboles,
por la sombra que producen,
la fuerza de sus ramas
o la dulzura de sus frutos.

Sucede también, a veces,
que el árbol que uno ama
se convierte en hombre,
y uno ama sus ideas,
sus labios,
su corazón,
sus brazos
o el sexo,
(porque los árboles tienen sexo).

Y sucede después, a veces,
que el árbol que uno ama
está tan cerca que asombra,asusta.
Deja de ser un árbol
y parece un sol
que deslumbra los ojos enamorados.
Y sucede entonces, a veces,
que uno no sabe
si cerrar los ojos y esconderse,
o contemplar al árbol-hombre-sol
hasta quedarse ciego.

*Irma Pineda Santiago: gran poeta en lengua Zapoteca

Anónimo dijo...

Para hacer un poema dadaísta

" Coja un periódico.
Coja unas tijeras.
Escoja en el periódico un artículo de la longitud que cuenta darle a su poema.
Recorte el artículo.
Recorte en seguida con cuidado cada una de las palabras que forman el artículo y métalas en una bolsa.
Agítela suavemente.
Ahora saque cada recorte uno tras otro.
Copie concienzudamente
en el orden en que hayan salido de la bolsa.
El poema se parecerá a usted.
Y es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendida del vulgo. "

Tristán Tzara

El mundo se ha vuelto dadá y sólo el vulgo puede comprenderlo, ¿no?

Tavo dijo...

Dadá interpreta la realidad de manera tan lícita como la ciencia mas empírica...pero de una forma diferente, absurda y loca...considerado desde la reduccionista visión del cuerdo...

Anónimo dijo...

Creo que el papel que jugaron las vanguardias fue el de visionarias, se anticiparon artísticamente a lo que luego sucedería pragmáticamente y a diario. Dadá como ruptura de la visión de la realidad tiene sentido, dadá a diario lo pierde.
Shklovski habla del extrañamiento, que consiste en una desautomatización del espectador ante la relación significante-significado; cuando la percepción se automatiza no hay ruptura, no hay comprensión no hay valor. Vivimos en un mundo sin extrañamiento, estamos preparados automáticamente para cualquier tipo de percepción, agotada ésta dadá como tantas otras cosas han perdido su sentido. Creo...

Palacios dijo...

Dadá es sin duda uno de los movimientos artísticos del siglo XX más importantes por cuanto condicionó el arte venidero hasta nuestros días.

Expuso la absoluta "libertad" (hasta donde ésta puede llegar)en la creación artística, mostrando una actividad artística sin ninguna justificación más allá del propio nihilismo. Sin duda una de las cualidades fundamentales del arte desde los años 70.

¿Pero no recuerda esta libertad la del bufón, único capaz de insultar al rey, pues sus palabras nunca serán tomadas en serio, nada más allá del mero entretenimiento? Esta libertad sin justificación necesita un arte marginado cuya voz, aún gritada, enmudece.

En este sentido, Carole Schneemann, adelantándose a esta situación en la década de los sesenta, no dudó en afirmar que los artistas eran como niños a los que se mandaba a la guardería a jugar con sus lápices mientras que los adultos se ocupaban de los asuntos de la vida real en otra habitación.

La libertad absoluta sin condicionantes morales más allá de la propia reacción nihilista no puede aspirar más que a mantenerse al margen en un cómodo lugar sin esquinas, no pudiendo más que ser un reflejo de sí mismo contínuo.

Anónimo dijo...

erez un artizta

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